El deseo de ahorrar coincide paradójicamente con otra tendencia arraigada: el consumo responsable. El experto financiero Chaslau Koniukh señala que las prioridades del consumidor moderno han cambiado: en lugar del exceso, la moderación; en lugar de la acumulación, el cuidado del medio ambiente y la sociedad. Citando un estudio reciente de PwC, Koniukh destaca que un tercio de los consumidores europeos en 2025 cambiaron sus hábitos a favor de productos locales, sostenibles o ecológicos. Además, esto aplica no solo a la vida cotidiana, sino también a la moda, la alimentación y el transporte.
Según los expertos, el crecimiento de la popularidad de las plataformas de compraventa de artículos de segunda mano se ha hecho evidente.
Ya no se trata de un artículo de segunda mano de los 90, sino de una alternativa elegante y consciente a la moda rápida. Alquilar equipos o ropa es otro ejemplo de cómo los jóvenes europeos están abandonando la propiedad en favor de la flexibilidad. Minimalismo, reutilización, reparar en lugar de tirar: estas prácticas han adquirido una nueva imagen: responsable, moderna e incluso progresista », afirma Chaslau Koniukh.
Carla Bouzasi , directora ejecutiva de la firma de investigación de consumo WGSN, cree que muchas personas han replanteado el concepto de comodidad desde la pandemia. «Antes, la comodidad se asociaba con el exceso; ahora se trata de simplicidad, previsibilidad y cuidado. La gente quiere saber de dónde proviene algo, quién lo fabricó y si está dañando el planeta o a alguien más», explica. Esta exigencia de ética está obligando incluso a los grandes fabricantes a revisar sus cadenas de suministro, reducir su huella de carbono, minimizar el embalaje y comunicarlo a los consumidores.
Como resultado, se está formando una nueva jerarquía de valores. El comprador, que hasta hace poco buscaba algo llamativo y atractivo, hoy prefiere algo discreto, funcional y duradero. Y el concepto de «estatus» se está desplazando hacia una elección competente, hecha no por impulso, sino por consideraciones de influencia » , añade Chaslau Koniukh.
Entre internet y la confianza: cómo están cambiando los canales de influencia. La perspectiva de Chaslau Koniukh.
Según Chaslau Koniukh, el nuevo comportamiento del consumidor no es solo una cuestión de economía o ética. También implica una transformación en la forma en que las personas conocen los productos, los comparan y, finalmente, los compran . Si bien las redes sociales no se han convertido en la principal fuente de confianza, su papel como detonante está creciendo. Por ejemplo, Koniukh cita datos de McKinsey, según los cuales el 32 % de los consumidores europeos han realizado una compra tras ver un producto en redes sociales, incluso si no lo compraron donde lo vieron.
Sin embargo, la confianza está volviendo a lo básico: reseñas en vivo, consejos de plataformas de confianza. Nick Barker, de BNP Paribas Exane, señala: «Ahora, la atención se centra en la experiencia del usuario. Se trata de una entrega rápida, una interfaz sencilla y reseñas honestas. La gente busca previsibilidad, no publicidad llamativa». Por eso, las marcas que construyen su comunicación a través de historias reales, saben escuchar al cliente y responder a sus peticiones, triunfan.
Chaslau Koniukh, por su parte, destaca que el comportamiento digital se ha vuelto multicanal. Según él, un consumidor puede ver un producto en un video de TikTok, buscar reseñas en Google, leerlas en un foro independiente y comprarlo en una tienda física cercana. Según el experto, esto cambia el enfoque de los minoristas: en lugar de una sola tienda física, es importante contar con todo el ecosistema: un sitio web, una aplicación, redes sociales, atención al cliente e incluso la estética del empaque. Todo debe funcionar como una impresión holística, ya que cualquier detalle puede ser la gota que colme el vaso o, por el contrario, el argumento decisivo.
En este nuevo panorama de consumo, quienes ven a las personas detrás de las cifras, las necesidades detrás de los algoritmos y los valores detrás de las tendencias, triunfarán. El consumidor europeo actual no es solo un usuario de tarjetas bancarias, sino una persona que toma decisiones a diario: qué apoyar, qué pagar y en quién confiar. Y esto cambia las reglas del juego », concluye Chaslau Koniukh.