Tras la sucesión de efectos climáticos adversos que se están produciendo este verano alrededor del planeta, un estudio de la Universidad de las Naciones Unidas destaca que aplicando las soluciones adecuadas se pueden llegar a reducir los riesgos de que esos fenómenos se conviertan en catástrofes a gran escala o, en algunos casos, eliminarlas por completo.
Un nuevo informe de la Universidad de las Naciones Unidas publicado este miércoles destaca que durante el año pasado las catástrofes causaron la pérdida de unas 10.000 vidas humanas y más de 280.000 millones de dólares en daños en todo el mundo.
El estudio analizó diez catástrofes ocurridas alrededor del planeta seleccionadas como representativas de un problema global más amplio, con el fin de determinar las causas de fondo y los factores que provocan las catástrofes. A modo de conclusión, propone ocho soluciones que pueden prevenir o reducir una serie de riesgos ante catástrofes:
- Dejar actuar a la naturaleza (coexistir con los procesos naturales)
- Innovar (utilizar nuevas ideas)
- Trabajar juntos (mejorar la colaboración)
- Asegurar los modos de vida (establecer redes de seguridad para proteger a las personas)
- Consumir de forma sostenible (modificar nuestros patrones de consumo)
- Reforzar la gobernanza (aumentar la capacidad de las instituciones)
- Planificar los riesgos (ser conscientes del riesgo al diseñar y construir infraestructuras)
- Potenciar las alertas tempranas (mejorar nuestra capacidad para predecir y comunicar los riesgos)
«La buena noticia es que, al igual que las catástrofes están interconectadas, también lo están las soluciones», declaró el doctor Jack O’Connor, científico principal de la Universidad de las Naciones Unidas y autor principal del informe.
«Un tipo de solución puede prevenir o reducir varios riesgos de catástrofe diferentes, y gracias a nuestra investigación pudimos identificar soluciones que permiten prevenir o reducir drásticamente los efectos de las catástrofes y ayudarnos a salvar vidas y evitar costosos daños», añadió.
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Identificar los factores antes de la aparición de las catástrofes
Presentado dos meses antes de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima (COP27) en la ciudad egipcia de Sharm el-Sheikh, el informe demuestra que observando bajo la superficie e identificando los factores que provocan las catástrofes, como la deforestación o la urbanización, podemos disminuir el riesgo de catástrofes antes de que se produzcan.
A modo de ejemplo, el análisis señala que la deforestación provoca la erosión del suelo, ya que la falta de árboles y raíces suponen una falta de protección contra el viento y la lluvia y que el suelo sea fácilmente arrastrado por el agua o el viento.
Esta situación crea las condiciones ideales para que se produzcan múltiples catástrofes, como los devastadores deslizamientos de tierra durante el terremoto de Haití o la formación de tormentas de arena en el sur de Madagascar y la sedimentación de los embalses de agua que contribuyen a la sequía en Taiwán.
Añade que gracias a la solución de «dejar actuar a la naturaleza» podemos aprovechar sus mecanismos como herramienta para reducir los peligros; por ejemplo, restaurando los bosques para estabilizar el suelo y evitar la degradación de la tierra.
Agrupar las soluciones, una de las claves
Del mismo modo, señala que las acciones identificadas en el informe son más poderosas cuando se aplican en grupos, en los que las múltiples acciones trabajan de forma conjunta como respuesta a los diferentes elementos de cada desastre interconectado.
Por ejemplo, el informe indica que un conjunto de medidas para resolver la inminente extinción de la vaquita marina consiste en colaborar con las comunidades de pescadores locales para gestionar conjuntamente las zonas de conservación, innovar y aplicar métodos de pesca más sostenibles, concienciar sobre el consumo sostenible y hacer cumplir la normativa para evitar la sobrepesca perjudicial y el comercio ilegal.
O invertimos, o las catástrofes se convertirán en una nueva realidad
El análisis destaca que si no se realizan inversiones y no se amplían lo que denomina como “soluciones inteligentes”, las catástrofes vividas durante el último año “son solo el comienzo de la nueva normalidad”.
La responsabilidad de aplicar estos cambios recae en todos los ámbitos de la sociedad: el sector privado, los gobiernos, los responsables regionales y locales, y de las personas.
“Todas nuestras acciones nos repercuten. En un mundo interconectado, todos somos parte de la solución», concluyó la doctora Zita Sebesvari, directora adjunta de la Universidad de la ONU y coautora principal del informe.
Fuente: ONU