Cierra la temporada de verano y el balance invita claramente al optimismo. El sector turístico de la provincia de Málaga acaba de revelar los datos que ha logrado registrar durante los meses de junio a septiembre, donde destacan dos cifras que confirman el buen estado de forma por el que atraviesan los hoteles implicados. Según los números manejados por la Encuesta de Coyuntura Hotelera que acaba de publicar el Instituto Nacional de Estadística (INE), el número de visitantes y pernoctaciones asciende a 2,57 y 9,56 millones respectivamente.
Se trata de un rendimiento que supera casi en cuarenta puntos porcentuales los resultados que tuvieron lugar durante el mismo periodo del año pasado. Todo ello, en un curso, el presente, que siempre estuvo llamado a ser el de la recuperación turística tras la pandemia de la Covid-19. No en vano, el escenario actual mejora incluso el récord de visitantes que experimentó la provincia en 2019, justo antes de que se decretara la emergencia sanitaria.
El informe elaborado por el INE concluye de igual modo que en 2022 se ha superado ligeramente, en casi un uno por ciento, la cantidad de turistas que decidieron visitar Málaga y sus pueblos hace tres años, cuando la cifra alcanzó los 2,55 millones. Sin embargo, este repunte no se ha dejado ver en la estancia hotelera, que continúa siendo un poco menor que en aquella fecha. Concretamente, un 0,7 por ciento.
Lo que no ha variado es la fórmula que siempre funciona en la Costa del Sol. El perfil estrella que sigue reinando en este destino es el del viajero de procedencia internacional, especialmente ahora que se han difuminado las restricciones relativas al virus de la Covid. Los hoteles de Málaga han vuelto a la normalidad en este sentido, teniendo en cuenta que durante esta última época estival la provincia hospedó a 1,44 millones de clientes de este tipo en más de 6,35 millones de pernoctaciones. Los números de este verano se han duplicado con respecto a 2021, por lo que la evolución ha sido espectacular.
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Transformación digital de los portales web
Uno de los desencadenantes de esta tendencia alcista ha sido el intenso proceso de transformación digital por el que han pasado la mayoría de los turoperadores. En su apuesta por exprimir al máximo los beneficios de las nuevas tecnologías y conseguir con ello la atracción de los viajeros, los portales web turísticos han recurrido a la ciberseguridad para despertar más confianza entre los consumidores. En este aspecto, la idea pasa por implantar el modelo de combinación de softwares que tan buenos resultados está dando en entornos como el comercio electrónico o las plataformas de juegos de azar.
En el primero de los casos, las tiendas virtuales se han convertido en toda una referencia a la hora de proteger los datos personales de los compradores, siempre expuestos a la amenaza de los hackers. La principal herramienta que se usa en esta tarea es el conocido como certificado SSL (Secure Sockets Layer), cuya función pasa por encriptar toda la información sensible que se vuelca en una pasarela de pago, como por ejemplo un número de cuenta, un nombre completo o una clave privada.
Con los espacios dedicados al juego en internet ocurre algo parecido, y es que invierten gran parte de su presupuesto en impedir que dentro de su estructura se produzcan casos de suplantación de identidad. De hecho, los casinos online fiables disponen para ellos de los métodos más avanzados que existen, como el denominado sistema KYC (Know your customer), un protocolo de verificación de perfiles que lleva años reforzando la seguridad en el acceso a las salas de juego. Su funcionamiento es tan sencillo como práctico: el casino en cuestión se encarga de solicitar a los jugadores toda la documentación telemática que estos necesitan para certificar que son realmente quienes dicen ser. Además, en operaciones en las que se vean implicadas movimientos económicos el usuario deberá someterse a diferentes pruebas de carácter biométrico, como el reconocimiento facial o la detección de huellas dactilares. Con esta tecnología en boga, no resulta extraño que los turoperadores malagueños hayan tomado buena nota de ello.
La otra cara del asunto
Esta la protagoniza el turista español, que durante la temporada alta ha dejado en el sector local un descenso de la actividad turística más que significativo. Si se pone el foco en el tramo veraniego de 2022, el informe del INE concluye que el número de visitantes de origen nacional sólo ha llegado hasta los 1,13 millones, lo que supone un doce por ciento menos que en el mismo tramo de 2021. La comparativa también se extiende a las pernoctaciones, que por su parte han sufrido una caída de hasta dieciocho puntos porcentuales. Las razones de este pequeño declive hay que buscarlas en el deseo de ir al extranjero que se generó durante la pandemia, cuando viajar a destinos más allá de la frontera patria todavía estaba prohibido o salpicado de restricciones.
El tejido hotelero de la provincia de Málaga ha vivido en esta ocasión su particular etapa de florecimiento. Si se tienen en cuenta las campañas estivales pasadas, el restablecimiento del sector se ha producido gracias, entre otras cosas, a la apertura masiva de hoteles. En 2022 han sido 637 los establecimientos de este tipo que han optado por abrir sus puertas, en contraste con los 544 de 2021 y los 622 de 2019, el último registro prepandémico. La consecuencia directa de una decisión así puede verse en el incremento del volumen de plazas disponibles. La secuencia es llamativa desde hace cuatro veranos: 101.645, 92.800, 97.600 y 102.157. Con este escenario de por medio, el nivel de ocupación en el último mes de septiembre ha rozado las cifras que se cosecharon en 2019 durante el mismo espacio de tiempo: 69,4% ahora y 72% antes.
Quien lo diría! el mundo al revés.