Rafa Nadal confiesa que su lesión en Melbourne llegó al tendón, pero es optimista de cara a los torneos de abril

Lesión de Rafa Nadal

Se acerca a los dos meses de lesión y asegura estar enfrascado en un momento difícil, sin certezas de poder competir a medio plazo. Rafa Nadal, que permanece al filo de los treinta y siete años, dejó claro en su última aparición pública, en el palco del Estadio Santiago Bernabéu, donde presenció el duelo copero entre el Real Madrid y el Barcelona, que la cautela es a día de hoy su respuesta favorita cuando se le pregunta por su recuperación física, por su regreso a las pistas del tenis mundial. El manacorí prefiere ajustarse a la prudencia antes de aventurar fechas: “Voy poco a poco, semana a semana”.

La falta de concreción se ha convertido en el estilo predominante de sus escasas comparecencias desde que sufriera aquel pinchazo en la ingle izquierda durante la segunda fase del Open de Australia, contra el norteamericano Mackenzie McDonald. El diagnóstico del doctor Ángel Ruiz-Cotorro no dejó lugar a dudas: lesión miofibrilar de grado dos en el psoas ilíaco, una dolencia que suele tener asociado un periodo de baja de entre seis y ocho semanas. La zona afectada es clave para cualquier disciplina deportiva, y es que se trata del músculo motor que mueve la cadera y que permite mantener las extremidades en suspensión.

El tenista confesó hace unos días en el Bernabéu que desde aquel choque que lo dejó fuera de Melbourne apenas se ha manifestado en los medios de comunicación. De hecho, estas declaraciones se han producido al margen de una rueda de prensa oficial, en un abordaje casi sorpresivo en el que el jugador dio algunas claves sobre su futuro inmediato. Nadal reconoce que la rotura muscular fue tan grande que incluso el tendón llegó a verse afectado. No se trata de una cuestión menor, y es que los especialistas médicos aseguran que cuando hay fibras tendinosas afectadas los plazos de recuperación suelen ser mayores.

El balear mantiene su propósito de seguir jugando y acumulando torneos que le permitan volver a los primeros puestos del ranking de la ATP. Sin embargo, también es consciente de que en su situación lo más razonable es no caer en precipitaciones. El propio jugador sabe que las fechas van pasando, que los esfuerzos se acumulan, que ya no es el mismo tenista de hace quince años. Si bien es cierto que el cansancio empieza a dejarse notar en su carrera, Nadal se resiste a perder la actividad en las sesiones de entrenamiento. Acude todos los días a La Academia a practicar sobre la pista, a ejercitarse en el gimnasio y a trabajar, cómo no, específicamente en la rehabilitación.

Después de haber conquistado durante la campaña pasada el Open de Australia y el Roland Garros, además de otros cinco trofeos, el tenista español encara un año que puede marcar un antes y un después en su recorrido profesional. Viene de renunciar a varias citas que formaban parte del primer trimestre de su calendario, como fueron Doha, la exhibición en Las Vegas con Carlos Alcaraz, el torneo de Dubái y los Masters 1000 de Indian Wells y Miami. No obstante, la evolución física en las próximas semanas va a ser crucial para abandonar la enfermería y engancharse de nuevo a la dinámica de competición.

Cuando se le pregunta por una fecha de regreso, Rafa, muy al tanto de cuáles son sus limitaciones en estos momentos, antepone la cautela: “No sé si será en Montecarlo (Rolex Monte-Carlo Masters), en Barcelona (Conde de Godó) o en Madrid (Mutua Madrid Open), pero me apetece jugar y volveré en cuanto esté listo”. Los tres torneos que menciona se celebrarán en el mes de abril y podrían ser la antesala perfecta para sumar minutos de cara a Roland Garros y Wimbledon, que abrirán sus puertas en mayo y julio respectivamente y que, según los primeros pronósticos de las apuestas online en españa, son especialmente prometedores para Nadal. 

A la espera de concretar un retorno sólido, el mallorquín ha descendido en el ranking de la ATP hasta la novena plaza, después de que cerrara el pasado curso en segunda posición. Además, las previsiones señalan que continuará perdiendo puntos en las próximas semanas, por lo que terminaría saliendo del top-ten en el que está presente desde hace trece años. El tenis penaliza pronto los periodos de inactividad.

Con estas coordenadas de por medio, el tenista encuentra el lado positivo y asegura que, antes que no estar, siempre es preferible estar alejado de los primeros puestos. Él mismo se sorprende de no haber salido de la élite en todos estos años, pese al importante caudal de lesiones que ha venido sufriendo. Sólo en la última temporada tuvo una rotura de costilla, un par de roturas en el abdomen y varias molestias en el pie. Pese a todo, el zurdo de Manacor confirma que su objetivo primordial es hacerse con su decimoquinto título en la arcilla de París, lo que supondría la conquista de su Grand Slam número veintitrés, una cifra que lo situaría por delante de Novak Djokovic.

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